Último día del año!! 31 de diciembre de 2017…quién nos iba a decir cuando comenzábamos el año, con todos los preparativos de la boda que lo acabaríamos en el Sur de la India…y ya no de viaje, ¡sino viviendo! La de vueltas que da la vida 🙂
Y aquí estábamos, felices, enamorados, con salud, con la familia que había venido a pasar las navidades con nosotros y en un lugar precioso. No se puede pedir más…
Kerala es un estado muy verde con unos paisajes de naturaleza increíbles, atravesado por 44 ríos que forman numerosos canales navegables rodeados de densa vegetación. Además, es conocido por sus zonas de reservas de animales y sus bonitas playas, que no tuvimos tiempo de poder conocer, pero se queda pendiente para la próxima vez.
Nuestro último día del año comenzaba precisamente en esos canales de agua rodeados de palmeras… Nuestro guía Peter nos vino a recoger al hotel en coche y fuimos desde la capital Kochi hacia el sur, cada vez nos alejábamos más de la ciudad, de los coches, del ruido, del estrés…para adentrarnos en plena naturaleza. Aquí empezaba nuestro paseo matutino…




Al llegar nos estaba esperando Babu, nuestro barquero que dominaba la barca como un gran experto! En Kerala es más típico ir por los canales en los Backwaters, que son barcos más grandes donde caben unas 30 personas, van con motor y están cubiertos en la parte del techo…Este es un ejemplo, nos lo cruzamos por el camino…

Sin embargo, una amiga nos recomendó hacerlo de forma más privada solo nosotros, con barquita sin motor, sin ruido, escuchando solamente los pájaros, el sonido del agua, de las hojas al moverse con el viento…Y fue todo un acierto, fue todo más auténtico, solo nosotros con el guía en pleno contacto con la naturaleza. La barquita la conducía con cañas de bambú.




Por el camino Peter nos iba explicando curiosidades de la zona. El agua que estábamos navegando estaba totalmente limpia. Nos lo demostró metiendo una botella de agua y rellenándola con el agua del río…increíble! ¡Totalmente transparente! En ese sentido, se nota que es un estado más limpio en India, que está mas concienciada con el medio ambiente y cuida más sus paisajes.



Pronto nos desviamos para pasar del canal grande a los canales pequeñitos. Cambiamos de barca y empezamos el nuevo camino…

Ahora ya estábamos en medio de la selva, en unos canales muy estrechos, entre medio de palmeras, árboles diferentes, arbustos, pajaritos, algún campesino trabajando en sus tierras…y sobre todo, mucha calma, mucha paz, mucha desconexión…



Una vez adentrados en los estrechos canales, Peter nos hizo bajar para caminar por alguna de las zonas de tierra y explicarnos curiosidades de la flora y la fauna. También jugamos con ramas de palmera caída, donde nos explicaba que muchos niños de Kerala juegan a subirse encima y que alguien tire del extremo corriendo.





Tocaba regresar a la barca…íbamos a hacer la celebración del último día del año…

Peter había traído una tarta de ciruelas y banana chips (recién hechas del día anterior) para hacer una celebración como dios manda de fin de año en medio de la selva. Pidió a Juan, el patriarca, hacer un discurso y desear lo mejor a cada uno de los presentes para el 2018 y proceder a cortar a trocitos la tarta para darnos a cada uno un mordisco.
En India es típico en las celebraciones de cumpleaños, de Navidad, etc…que el cumpleañero corte un trocito de tarta y ese mismo trocito se vaya pasando con la mano y poniendo en la boca a cada invitado para que la pruebe…Cada cual su opinión…Si eres escrupuloso, lo llevas claro…jaja




Una vez despedido el 2017 con las tradiciones indias, seguimos paseando por los silencios canales…Hacía calor, pero lo cierto es que la vegetación tan densa y el agua te daban una sensación de mayor frescor que daba mucho gusto…



La próxima y última parada fue en uno de los poblados que se situaba a las orillas de los canales. Allí iban a enseñarnos donde vivían, a hacernos de comer algo típico de Kerala y a poder charlar con los nativos un rato…



La señora de una de las casas nos hizo entrar para ver cómo era… Lo cierto es que comodidades pocas…Olvídate del gas o la cocinilla para cocinar, todo se hacía con fuego de verdad, olvídate de un buen colchón, dormían directamente en un trozo grande de madera…etc


Y…llegó la hora de comer!! Nos sentamos en una mesa hecha a partir de una antigua barquita como la que estábamos usando… Lo primero que hicimos fue lavarnos bien las manos en una salida de agua que había…estaba claro que íbamos a comer con las manos…¡como buen indio que se precie!
El plato principal fue arroz hervido blanco con una salsa bastante picante…Teníamos que mezclar con las manos el arroz y la salsa…un poco asquerosete, te manchabas las manos enteras claro….aunque me encantó la sensación jaja!



Al acabar, dimos una vuelta, estuvimos con los animales del poblado (cerdos enormes, gallinas…), jugamos a subirnos a la palmera…E incluso Potty estuvo haciendo ella misma cuerdas!





Ya era después de comer y tocaba volver…Disfrutando de los últimos minutos en ese paraíso indio de desconexión…



Fue una experiencia increíble, recomendable 100% que te hace aislarte del gran caos que es India, de la gran ciudad, de los atascos, el tráfico, los pitidos, los coches, la polución…y desconectar en medio de la naturaleza, con gente amable, auténtica, que te muestra con pasión e ilusión las partes más bonitas de su país!
Por la tarde jugaba Edu el partido contra los Kerala blasters… Era realmente el motivo de estar ahí, así que había que prepararse para ir al campo…



Cogimos el metro, estaba solo a dos paradas y era muy nuevo y limpio…¡Llegamos muy bien! Al llegar al campo, el ambiente era insuperable!! Todos iban vestidos de amarillo con la camiseta del Kerala, cantaban, gritaban…¡mucha gente y mucha expectación! En Kerala el futbol es deporte muy importante y se vive muchísimo…En el norte de India sn embargo no tanto todavía porque el cricket es el deporte nacional…




Fue una pasada, ganaron y además a Edu le dieron uno de los premios del partido :)…
Con la alegría en la cara…volvimos al hotel para cambiarnos y esperar a Edu para irnos a cenar a un restaurante y ¡¡celebrar la Nochevieja!! Aunque con 35 grados que estuvimos todo el día y al ambiente veraniego era fácil olvidarte de que era Nochevieja…



Nos arreglamos y fuimos a un restaurante de marisco y pescado que habíamos visto y tenía buena pinta… Cenamos muy bien, pudimos seleccionar el pescado fresco que quisimos…gambas espectaculares…hacían la comida como a la parrilla, les pedimos por favor que solo queríamos aceite de oliva y sal sin salsas picantes que ellos les echan…y ¡nos hicieron caso!

Como no queríamos romper la tradición española, Edu había comprado uvas por la mañana, así que al finalizar la cena y cuando dieron las 12 de la noche, le pedimos al camarero que nos grabara y pusimos en el móvil las campanadas de 2004 de Carmen Sevilla y Ramonchu…El camarero miraba atónito, no entendía nada, y la mesa que quedaba en el mismo comedor se reía y nos miraban alucinados…jajaja
En definitiva, un FIN DE AÑO IRREPETIBLE Y MEMORABLE PARA SIEMPRE!
