El segundo día en Guilin nos vinieron a recoger a las 8:30am a nuestro hotel para poner rumbo en coche a lo alto de las montañas donde se cultiva el arroz. Dimos una vueltecita mañanera rápida por los alrededores del hotel y nos encantó ver que había un mercado… De estos llenos de color: frutas, verduras, carne, pescado… Me encanta verlos!


ALDEA DE PING AN:
Tras hora y media en el coche llegamos a nuestro destino…La aldea de Ping an, a unos 100km de Guilin. La carretera entre las montañas era preciosa, daba incluso impresión pasar cerca del lateral porque estábamos cogiendo mucha altura y había muchísima pendiente…
Íbamos otra vez con nuestra guía de Wendy Wei Tours y todo estaba super bien organizado. Arriba en las montañas el día no podía ser mejor: el sol brillaba con cielos azules, hacía unos 27-28 grados, calor pero agradable, ya se iban los días calurosos insoportables del verano chino… Se oían los pajaritos, se respiraba aire puro, y las vistas eran magníficas.
Empezamos a caminar, los caminos eran muy agradables, había poquísimos turistas, prácticamente nosotros 4 solos…Se iban viendo los caminitos serpenteando por la montaña, todo estaba muy verde.
Sobre las 11:30 empezamos a llegar a un pueblito. Se respiraba paz y poco estrés…Un abuelo jugaba con su nieto a las cartas en el patio de fuera de la casa con las montañas de fondo como si fuera un marco, algunas señoras secaban al sol pimientos rojos, otras vendían a los pocos turistas que pasábamos recuerdos hechos a mano…


Entramos en un museo donde se podía ver cómo había sido y en muchos casos seguía siendo la vida en las montañas…Cómo eran las casas, el atuendo, la forma de cocinar, las herramientas que utilizaban, etc… Me pareció muy interesante…y no había que pagar entrada.




Las tripas ya empezaban a rugir (horario chino claro) y teníamos a nuestra anfitriona esperando en su casa para darnos de comer una comida típica de las montañas… La casa era de madera: abajo tenían dos cerdos y gallinas, subimos las escaleras y era una estancia totalmente diáfana sin separación de paredes donde estaba la cocina, el salón y el comedor. Ahí estaba nuestra mesa preparada para comer. En una zona había un fuego con una cazuela que olía genial.



La comida que nos dio y que estaba increíblemente deliciosa fue:
-Arroz hecho a fuego lento en cañas de bambú (una forma muy típica de hacerlo ahí)
-Arroz inflado en caldo
-Patatas de huerto con pimiento verde
-Tortilla de ajetes
-Bambú con cerdo y verduras
-Té
-De postre


Comimos los 4 con nuestra guía y la señora iba y venía. En esa casa nos contó que vivía con su hijo, su nuera y sus dos nietos. Creo que vamos a recordar para siempre esa experiencia en esa casa tradicional, en el medio de las montañas, rodeados de terrazas de arroz, con esa señora china tan simpática y sonriente y la mejor comida que hemos probado en China…


TERRAZAS DE ARROZ DE LONGJI:
Con la tripa llena continuamos nuestra excursión por las montañas y las terrazas de arroz. De vez en cuando nos cruzábamos por el camino con algún lugareño que aún le daba más encanto a todo…



Las terrazas de arroz se remontan a más de 700 años, momento durante la dinastía Yuan, en el que la etnia Zhuang comenzó a modelar las montañas en forma de terraza y a elaborar un sistema de irrigación para poder cultivar el arroz.


MINORÍAS ÉTNICAS ZHUANG Y YAO:
Esta zona cuenta con población de las minorías étnicas Yao y Zhuang.
Minoría Zhuang:
La minoría de los Zhuang es el más numeroso de los 55 que existen en China (18 millones). Habitan en la provincia de Guanxi (donde estamos ahora en Guilin) y en Yunan. A los Zhuang les encanta cantar y las zonas Zhuang son conocidas como ‘el océano de canciones’.
Durante las estaciones agrícolas poco ocupadas, vacaciones, festivales, o en bodas y funerales, la gente Zhuang celebra el festival Gexu de la canción donde todos los jóvenes de los pueblos cercanos se juntan llevando sus mejores trajes y cantan canciones para encontrar a su amor.

Los alimentos que más consumen son el arroz, el maíz, los vegetales en general y la carne. También es muy típico el vino de arroz, que es suave con poca cantidad de alcohol.
Habitan en casas de madera, construidas en lo alto, apoyadas sobre unos palos de madera debido a que las zonas son muy lluviosas.
Minoría Yao:
Tenía muchas ganas de conocer a estas mujeres que tanto había visto en documentales con el pelo larguísimo. Solo se cortan el pelo en su vida dos veces: cuando cumplen los 18 años y cuando se casan. Es su tesoro más preciado y ese pelo que cortan dos veces lo guardan y anidan junto al resto de pelo haciendo una especie de nido en la cabeza.
La mayoría suelen ser agricultores que habitan en las montañas. No solo se encuentran en esta provincia de Guanxi, sino también en Hunan, Yunan, Guangzhou, Guizhou y Jiangxi.

Tienen su propio idioma y muchos dialectos, muchas veces no se entienden ni entre miembros de la misma familia. Sus principales alimentos son el arroz, el maiz y la batata. Los Yao viven en chozas de bambú, cabañas, casas de campo y viven en casas construidas con paredes de barro y techos de tejas. En este caso, cuando una pareja se casa la costumbre es vivir con la familia de la esposa.
Por el camino vimos a algunas señoras de la minoría Yao, es fácil reconocerlas… Pronto se te acercan a preguntarte si quieres foto con ellas (pagando algo claro), y la verdad creo que es un bonito recuerdo de tener. Además, se quita el moño gigante que tiene y empieza a desanudar la enorme cantidad de pelo de su cabeza y te va enseñando todo…
Seguimos caminando y pronto llegamos a la zona más alta donde mejor se ven las terrazas de arroz. Qué pasada de vistas!


De allí ya comenzamos a descender serpenteando los caminos y los riachuelos. En alguna de las poblaciones que pasamos había señoras de diferentes minorías vendiendo sus cosechas o artilugios hechos a mano. Era todo color!
En un momento dado vimos a un grupo de señoras muy mayor cargando a la espalda varias maletas agarradas con cuerdas para que se no cayera…La pendiente hacia arriba era importante, la carga que llevaban sobre ellas bastante alta y su edad bastante mayor…
Nos explicaron que es un servicio que ofrecen a los turistas que se alojan en algunas de las aldeas de la montaña por un precio de alrededor 20 euros (al menos no es algo ridículo), pero me daba mucha penita la verdad.

Poquito nos quedaba ya para llegar a la furgoneta que nos recogía…Qué día más bueno pasamos! Plena naturaleza, vistas increíbles, experiencia rural en las aldeas, una comida riquísima casera, gente maravillosa, minorías étnicas que pudimos conocer… La verdad que la mejor manera de acabar nuestro fin de semana en Guilin. No lo íbamos a olvidar nunca! Ha sido lo que más nos ha gustado de este país sin duda!